"Todos los poemas , frases o citas de esta página son autoría de Daisy Gonzalez Broche , palabras que muy amablemente me presta para disfrutarlas y para que mis fotos cobren vida."
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Lo que sucede cada día
es parte de la implacable noche.
Día a día
cada noche rebosa
su trocito de muerte.
Lo de cada día
lo que a sangre y fuego
sucede cada día,
es parte de un manantial de noches
es parte de un manantial de muertes.
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Si pudiera volver sobre mis pasos, darles la vuelta, avanzar del revés contra la vida
si pudiera pedir al cielo que descargara la lluvia para lavar mi penumbra
querría mirar de nuevo con ojos de opalina, como cuando era niña
y llevaba de la mano una muñeca de trapo que yo creía de luz.
Querría , en los lagos de mi corazón ,
ahogar para siempre ese ruido insano del viento ,que se arrastra,
que acumula los despojos de los paisajes perdidos,
del pan que no fué comido, de un ceremonioso amor.
Querría alguna vez que se apagaran mis volcanes ,
que dejara de pudrirse la hojarasca ,
que el sentimiento se llenara de luz y pudiera arañar mil primaveras mas.
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Este bosque es verde terciopelo ahogado en verde
tiene pigmentos grises , pero su corazón,
los insterticios de su corazón ,guardan violetas.
Aquí hay una vieja voz llena de lluvia
y un polen blanco que recuerda la nieve .
El abrazo de este bosque verde ahogado en verde
es madriguera de armiños, de hadas,
de duendes que bailan cuando nieva.
De lado a lado beben clorofila los insomnes
los que sueñan , los que duermen del mismo lado que el Amor
los que propagan su magia en este verde terciopelo verde
y desde una madriguera de armiños
colorean mi remota infancia cuando nieva.
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Solo duelen dos o tres zona de la piel donde alguna vez anidó el águila. Y ahí se clavan los años que pesan tanto porqué cada antes se duplica en el jadeo del después.
Ahora suena el río con su discreto caudal esperando la crecida de los astros. La palabra emprende el camino del silencio y adquiere algo de ensalmo, de súplica, más colgada del cielo que acoplada a la tierra.
Todo es un misterio de confluencias donde un tenebroso Dios impone la maldición de Sísifo, sin poder acariciar estrellas.
Adentro, la vida regresa, se ahueca, va de izquierda a derecha contra las manecillas del reloj y vamos creando un código donde algunos nombres, en claro gorjear de pájaros , forma ese extraordinario canto que llamamos Vida.
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Y ya lo sabes , todas tus puertas son para entrar.
Las mías no, las puertas las mías son para salir
y en los retruécanos de este vaivén
en los encuentros yendo y viniendo
tú me premiarás con besos
y yo, preciosa mía
tocaré tus alas como un talismán
y me esconderé en ellas para seguir viviendo.
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